Lo criollo en cuestión

Criollo, el hijo del país, el que se ha criado en él, es también el que se pregunta cuáles son los límites de ese país. Si bien en el principio no fue el verbo, sino el hombre, fue la lengua la que permitió, hablando en buen criollo, ubicarlo. ¿Cuál es ese país de pertenencia? ¿El de sus hermanos de suelo o el de su disputada herencia? ¿El que lo comprende como outre-mer o el que más allá del mar se ofrece como origen imposible? La tierra nativa es también espejo (también imposible) del origen distante: la “madre patria” o el África  olvidada. No se trata, sin embargo, de interrogar aquí un origen último, sino más precisamente su imposibilidad, y sobre todo las condiciones de posibilidad de su postulación.

Este libro se propone contribuir a la exploración de la articulación posible entre los términos de su subtítulo. Componen su objeto, entonces, por un lado, la lengua de los criollos blancos de la América hispanoparlante, en la medida en que la misma constituye un objeto de controvertida definición y apropiación en el marco del proceso de formación de los estados nacionales. Por el otro, las lenguas criollas del Caribe, surgidas del lado más oscuro del colonialismo y adoptadas por la lingüística como misterio y cifra del límite o el origen del lenguaje, traducido más de una vez como límite u origen de lo humano. No es la identidad entre ambas categorías lo que aquí se postula, sino su coexistencia en un proceso histórico amplio y la analogía entre los procesos de definición, apropiación y valoración que las involucran, que permite desplegar una superficie común donde poner en juego la diferencia y obtener una mirada renovada sobre la lengua en la historia.

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