Tracción a sangre. Ensayos sobre lectura y escritura reúne intervenciones de Jimena Néspolo realizadas en los últimos diez años. Se trata de reflexiones posteriores a la publicación del ensayo Ejercicios de pudor. Sujeto y escritura en la narrativa de Antonio Di Benedetto (2004) y, de algún modo secreto, han sido propiciadas también por él. A lo largo de este tiempo, Néspolo ha analizado la obra de distintos escritores observando los lazos amorosos, vitales, de hermandad y amistad, que sustentan sus poéticas y que los unen a la tradición que los precede y a sus contemporáneos. Nociones como lector modélico o campo de lectura surgen así de la necesidad de explicar el funcionamiento en sociedad de fenómenos y poéticas ya existentes, más que por un alarde de ingeniería conceptual.
En la primera parte –Elogios– se abordan las distintas relaciones de hermandad y afinidad que traman las obras de George Orwell, Antonio Di Benedetto, Ricardo Piglia, Osvaldo Lamborghini, Héctor Libertella y Sándor Márai a través de diversas figuraciones del sujeto (el intelectual, el falsificador o el asceta, el escritor, el amigo, el juez o el fantasma). En la segunda parte –Sangres– se agrupan intervenciones abocadas a discutir o participar en polémicas recientes acaecidas en el campo intelectual hispanoamericano. El proceso de gestación del manifiesto sobre el que se articuló la antología La erótica del relato. Escritores de la nueva literatura argentina (coeditada por Jimena y Matías Néspolo en el año 2009), así como las obras de Marcelo Cohen, María Angélica Bosco o Lázaro Covadlo, por ejemplo, son puestas a friccionar con el campo de lectura que ellas mismas propician, llámese “prosa de Estado”, “literatura de género” o “mercado”. En la parte final –Movimientos–, se profundiza esta reflexión sobre la ideología estética de la lectura y la escritura a partir de directrices tales como erotismo, imaginación, terrorismo, religión y canibalismo.
Tracción a sangre analiza las formas sutiles, y a veces estridentes, de la pasión y la letra; ese torrente o caudal sanguíneo que motoriza la literatura de cada época.
