En los ensayos que aquí presentamos por primera vez en español, y a casi tres décadas de haber sido revisados por última vez, el poeta, crítico e historiador caribeño Kamau Brathwaite (Barbados, 1930) rescata, desde las profundidades del Pasaje Medio, las potencialidades de una cultura que, a contracorriente de las ondas imperiales, reclama su voz y su lugar en la historia. La diáspora africana construyó su hogar en la danza, en la música, en las costumbres, en el lenguaje. Todas son formas de la religión, subraya el barbadense en La cultura popular de los esclavos en Jamaica, y su acriollamiento en el Nuevo Mundo define el carácter de las sociedades antillanas. En Historia de la Voz. El desarrollo del lenguaje nación en la poesía caribeña anglófona, se encuentra en el dictum quizá más aclamado de Brathwaite: el huracán no ruge en pentámetros. Tal sentencia promueve la autorización de un discurso antillano. Porque la noción capital de lenguaje naciónpropuesta por el barbadense no designa la pertenencia comarcana ni refiere a las fronteras divisorias establecidas por las naciones imperiales (Antillas inglesas, francesas, holandesas, españolas), sino que alude a las “naciones” de África cuyas lenguas debieron sumergirse para sobrevivir bajo la esclavitud y volver a emerger con más fuerza en el camino hacia la descolonización. La Historia de Brathwaite ha sido una búsqueda de las sílabas correctas para la liberación caribeña pero también, como afirma el escritor en la Entrevista de este volumen, para cantar a Nuestra América, no a la escala continental –al modo de Whitman- sino “desde la sensibilidad de islas pequeñas con una geo-psiquis de fragmentación que contiene en sí el impulso/deseo gravitacional de reintegrar los fragmentos…”
Florencia Bonfiglio